Maltrato y silenciamiento de testigos en el juicio por el Negrito Avellaneda
Las organizaciones nucleadas en Justicia YA! realizaron ayer una conferencia de prensa para denunciar el maltrato del que están siendo víctimas los testigos por parte de la jueza Lucila Larrandart, presidenta del Tribunal que debe enjuiciar a seis genocidas por el secuestro y aplicación de tormentos a Iris Avellaneda y, también, por homicidio de su hijo. La magistrada también impidió que declararan sobrevivientes de Campo de Mayo. Una vez más, los testigos reviven su calvario de la mano de la "justicia".
ANRed - T
El lunes 27 de abril arrancó en los tribunales de San Martín el juicio que deberá condenar a seis genocidas por el secuestro y las feroces torturas a Iris Avellaneda así como por el feroz asesinato de su hijo, Floreal "Negrito" Avellaneda, un joven de catorce años. Entre los imputados están el ex general Santiago Omar Riveros, Fernando Verplaetsen, Osvaldo García, César Fragni, Raúl Harsich y Alberto Aneto.
Desde ese día, los Avellaneda, los testigos y los abogados de la querella empezaron a vivir los maltratos de la jueza. "Acá la que decide quién contesta soy yo", se le escuchó decir a Lucila Larrandart. También, la magistrada no dudó en evitar que declararan dos sobrevivientes de Campo de Mayo.
Por ello, los organismos que integran Justicia YA! denunciaron a la magistrada ante el Consejo de la Magistratura y dieron ayer una conferencia de prensa en la sede de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH).
- Adriana Calvo, Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos
Convocamos a esta conferencia de prensa para hacer pública la situación que se está viviendo desde que comenzó el juicio en San Martín en el TOF N° 1 por los casos de Floreal -el negrito- y su mamá Iris Avellaneda.
La situación es muy grave, tan grave que la hemos denunciado ante el consejo de la magistratura, y estamos esperando una respuesta de ese organismo que lo iba a tratar el jueves pasado. Venimos a denunciar el maltrato de la presidenta del tribunal hacia los testigos en general, especialmente a los sobrevivientes y las víctimas directas, pero también a los abogados de las querellas. Fueron notables los maltratos en la primera audiencia testimonial, cuando declararon Iris y Floreal Avellaneda, Arsinoe Avellaneda y la hermana del Negrito.
Arsinoe Avellaneda, luchadora de 81 años, dijo en esa audiencia a la jueza, luego de sufrir los maltratos de la magistrada y de la defensa:
- Señora, esto es una falta de respeto, yo no vine a que me maltraten, no voy contestar algo que ya contesté 3 veces.
La jueza le respondió:
- Acá la que decide quien contesta y quien no soy yo, y no usted!
Es muy duro decir esto, pero personalmente reviví en ese momento los interrogatorios en el campo de concentración. Me tuve que parar e irme de la sala. Me pareció una falta de respeto infinita, un abuso de poder, una desubicación histórica absoluta de la jueza, que Arsinoe contestó con toda dignidad y altura.
El maltrato se ha extendido a los abogados querellantes, a quienes la jueza intenta impedir que desempeñen su función. Lo intenta a través de los testigos que acepta y que rechaza. Lo hace a través de las preguntas que permite y no permite realizar.
El caso más claro es el que se produjo cuando nuestros abogados preguntaron a Floreal Avellaneda por qué lo estaban buscando, si sabía de otros trabajadores detenidos-desaparecidos de la fábrica Tensa, donde él era delegado gremial. La jueza prohibió esa pregunta, argumentando que estaba por fuera del objeto procesal del juicio.
Es decir que en este juicio se está investigando el secuestro y las torturas del Negrito y de Iris, y la desaparición y el asesinato del Negrito, como si fuera un delito común.
Rechazó nuestros testigos sobrevivientes de Campo de Mayo de otras épocas, cuando lo que pretendíamos mostrar es que Campo de Mayo fue un campo de concentración, y que los casos del Negrito e Iris no son hechos aislados sino parte de un plan sistemático.
Evitar esto ha sido una actitud permanente de la jueza Larrandart. No sólo rechazándolos antes de comenzar el juicio, sino que también desistió el testimonio del compañero Héctor Ratto, a quien rechazó a horas de su declaración.
- Graciela Rosenblum, Liga Argentina por los Derechos del Hombre
Se trata esto como si no hubieran pasado 33 años, se impiden los análisis de contexto, cuando todos conocemos el fallo de la causa 13, que reconoce la existencia de un plan sistemático, el terrorismo de estado.
Los sobrevivientes han aportado elementos sustanciales al desarrollo de las causas, han sido las pruebas fundamentales a lo largo de todo este tiempo.
No hay por parte del Estado Argentino, ni ahora ni nunca, una actitud de desplegar una estrategia que permita saber realmente donde están nuestros compañeros, que pasó con ellos, y quienes son los responsables de sus secuestros, sus desapariciones, sus torturas.
Planteamos al tribunal reposiciones ante estas situaciones, y vamos a llegar hasta las ultimas consecuencias, porque el compromiso no es solamente con este juicio, es con la lucha contra la impunidad.
Seguimos reiterando la necesidad de que estas audiencias sean públicas, creemos que los juicios se tienen que difundir por todos los medios en forma permanente. Nuestro pueblo tiene la necesidad de saber lo que está ocurriendo allí, y es un deber hacer que esto se transforme en una acción social que permita la construcción de una conciencia respecto de lo ocurrido en nuestro país.
- Jorge Brioso, abogado de la querella de la familia Avellaneda
El tribunal está sosteniendo una incongruencia: tratar estos casos en forma aislada, como si fuera un drama penal familiar aislado, cuando son un episodio de un capítulo del genocidio argentino, que se vivió en la zona 4. Separar a Floreal de sus compañeros detenidos-desaparecidos es falsear la historia, debilitar toda la demás prueba existente sobre un campo de concentración donde pasaron 5000 personas que en su mayoría está desaparecida. La megacausa está despedazada en unos 400 incidentes, llevaría cerca de 2 siglos juzgarlos como se está haciendo ahora.
Eso es lo que intenta sostener esta jueza, por eso trata de acotar la prueba, y por eso impide que Héctor Ratto, obrero de Mercedes Benz, perseguido por la misma causa por la que fueron a buscar a Floreal padre, fuera considerado testigo apto. Por eso desestimó el testimonio del compañero Scarpatti, quien murió en el camino de estos 30 años de impunidad. Estos hechos de gravedad se producen cuando estamos esperando justicia hace 30 años.
Además del testimonio de Héctor Ratto, fue prohibido por la jueza el testimonio de Alberto Calvo, otro sobreviviente de Campo de Mayo, contemporáneo al secuestro del Negrito, y también perseguido por su actividad sindical.
Su testimonio fue impedido el mismo día que tenía que declarar, luego de hacerlo esperar por más de 8 horas incomunicado en la sala de testigos, y este testimonio que lleva más de 3 décadas amordazado fue vuelto a amordazar cuando él ya se encontraba de pie en el estrado, listo para prestar juramento.
- Luis Bonomi, Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh)
Lo que vemos es que la estrategia que está siguiendo la presidenta del tribunal no es ingenua. Justamente a estas querellas lo que se les ha prohibido es realizar preguntas que tienen que ver con una estrategia conocida del colectivo Justicia Ya, que es que los represores sean condenados por el delito de genocidio.
Todas la preguntas que hemos planteado desde la querella para demostrar que en nuestro país hubo un genocidio, son las preguntas que la jueza impide que realicemos.
No se trata de una estrategia ingenua sino que tiende a obstaculizar que este colectivo de querellantes pueda en el momento de los alegatos hacer su pedido de condena por genocidio. Es decir que prácticamente antes de dictar sentencia, la jueza está diciendo que no va a aceptar que realicemos nuestro planteo, y es algo que consideramos muy grave, junto al maltrato que está implementando sobre los testigos que han sido víctimas del terrorismo de Estado.
- Nilda Eloy, Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos
Agrego que las excusas dadas por la jueza para impedir la declaración de Alberto Calvo en este juicio, es que él es caso en el resto de la causa Campo de Mayo.
La inmensa mayoría de los sobrevivientes somos casos en un montón de causas, dado el nivel de desguase de las mismas, y si nos van a impedir ser testigos de nuestros propios compañeros desaparecidos, ¿quién va a testimoniar por ellos?
Cobertura: Comisión de Prensa de Justicia YA! Buenos Aires
Etiquetas: Justicia?