jueves, 1 de enero de 2009

Un poema para Gaza





Nunca conocí la muerte hasta que vi el bombardeo de un campo de refugiados

Cráteres repletos de tobillos desfigurados y torsos esparcidos

Sin señal de una cara, sólo un grito desvaneciente

Nunca comprendí el dolor

Hasta que una niña de siete años aferró mi mano

Me miró con sus suaves ojos marrones, buscando respuestas

Pero yo no tenía ninguna

Tenía aliento mudo y plumas secas en mi bolsillo trasero

Que no podían llenar páginas de comprensión o resolución

En su otra mano tenía la llave de la casa de su abuela

Pero no pude abrir la celda que enjaulaba a sus hermanos mayores

Dijeron: nuestras hondas lanzaron sueños para que el otro lado sienta la presencia de nuestro padre

Artesano

Construyó casas donde nadie construía

Y cuando cayó, guardó silencio

Una bala calibre .50 desgarró su cuello y sus cuerdas vocales

Demasiado cerca del muro

Su martillo debe haber sido un arma

Él debe haber sido un arma

Usurpando montes y demografías de asentamientos

Así que su hija estudia matemática

Siete explosiones por ocho cuerpos

Igual cuatro resoluciones del Congreso

Siete helicópteros Apache por ocho aldeas palestinas

Igual silencio y una segunda Nakba

Una tasa de natalidad menos su tasa de natalidad

Igual un mar y 400 aldeas re-erigidas

Un Estado más dos pueblos… y no puede dejar de llorar

Nunca conoció la revolución o la ecuación adecuada

Lágrimas sobre el papel con la yema de sus dedos

Buscando respuestas

Pero sólo tiene maestros

Mira hacia el cielo y ve estrellas de David que demuelen la escualidez con misiles hellfire

Ella recuerda palabras y recuerdos de su último abrazo antes de volverse y caer

Ahora bombea agua sucia de pozos, mientras los asentamientos dividen y vencen

Y el asesino de su padre sentado frente a la playa con jerga europea

Ella recuerda palabras, mientras ellos piensan en reversa

En nociones obscenas y confusión indígena

¡Es nuestro país!, dijo ella

Tiene siete años

¡Es nuestro país!, dijo ella

Y no necesita un libro de historia o un maestro de escuela

Tiene estos muros, este cielo, su campo de refugiados

No conoce la ecuación adecuada

Pero ve mis plumas secas

Ya no espera mis respuestas

Sólo sujeta la llave de su abuela… buscando tinta

Remi Kanaz

Traducido por Germán Leyens

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2 Comentarios:

Blogger Unknown dijo...

perro hermoso
me robo el poema me lo llevo a una lista donde un imbecil cito un poema que decia "los campos de exterminio fueron campos de entrenamiento"
cuando vuelva me ayudas con mi blog?
quiero tener los efectitos que tenes vos en el tuyo al costado como el perrito mijail que me encanta y freddy marcelo andrea

besos desde nicaragua

3 de enero de 2009, 11:10  
Blogger Perro Negro dijo...

por supuesto haceme acordar por favor

4 de enero de 2009, 10:58  

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