miércoles, 26 de mayo de 2010

Obama: + y + armas



EL PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS PEDIRA 500 MILLONES DE DOLARES MAS PARA VIGILAR LA ZONA LIMITROFE CON MEXICO
Obama enviará más soldados a la frontera

Obama respondió a la demanda de los gobernadores de los estados limítrofes, que denuncian un aumento de la violencia derivada del accionar de los carteles. También se cree que es para volver con el debate de una reforma migratoria.


El presidente estadounidense, Barack Obama, enviará 1200 soldados más a la frontera con México. Desde el país latinoamericano, la respuesta al anuncio fue ambigua. El gobierno de Felipe Calderón reclamó a Washington que combata el narcotráfico, pero no a los inmigrantes.

Tras una reunión del mandatario norteamericano con senadores de la oposición republicana, un funcionario de la Casa Blanca anunció ayer que Obama desplegará más de mil uniformados en la frontera con México. Para mejorar la seguridad y para congraciarse con quienes reclamaban este tipo de medidas, el presidente norteamericano pedirá una partida adicional de 500 millones de dólares. Según trascendió, las tropas de la Guardia Nacional estarán abocadas a labores de información y vigilancia, respaldarán actividades de combate al narcotráfico y les proporcionarán formación a los agentes que se desempeñan en la frontera.

La decisión de Obama se habría originado por la presión de los legisladores de Arizona, el estado más árido para los inmigrantes desde la reciente sanción de una ley que convierte en delito ser extranjero. Demócratas y republicanos le habían reclamado a la Casa Blanca que envíe tropas a raíz del asesinato del ranchero Rob Krentz, un crimen cometido el 27 de marzo pasado y que aún no ha sido esclarecido. Por su parte, el republicano John McCain, senador por Arizona, sostuvo que la medida no era suficiente y reclamó que fueran seis mil los soldados destinados a esa región. A diferencia, la demócrata Gabrielle Giffords se alegró por la decisión. “La Casa Blanca está haciendo lo correcto. La gente de Arizona sabe que más botas en el terreno significan una frontera más segura. Washington escuchó nuestro mensaje”, respaldó.

Obama había hecho caso omiso a las insistentes demandas de los gobernadores y representantes de los estados fronterizos, que alzaban su voz para denunciar un incremento de la violencia derivada del accionar de los carteles mexicanos de la droga. El presidente estadounidense respondía que prefería esperar hasta ver los resultados de la iniciativa lanzada el año pasado con más recursos materiales y mayores agentes apostados en la zona. Aunque la secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, insistió en que el plan iniciado en marzo de 2009 fue “exitoso”, se percibe un cambio de rumbo en la administración Obama.

El presidente mexicano, Felipe Calderón, se entrevistó la semana pasada con su par norteamericano y habló ante las dos Cámaras del Congreso. Calderón anunció, por su parte, una renovada embestida contra los carteles de la droga, a la que destinará 50 mil militares. El mexicano solicitó a Washington mayor colaboración en la lucha contra el narcotráfico, que a su país le ha dejado un saldo de 23 mil muertos en poco más de tres años.

La respuesta de México fue ambigua. Un comunicado de la Cancillería expresó que el Estado latinoamericano “confía en que el personal de la Guardia Nacional fortalecerá las acciones para combatir a la delincuencia organizada transnacional que opera en ambos lados de la frontera y que no realizará actividades directamente vinculadas con la aplicación de las leyes migratorias”. En ese texto, el gobierno de Calderón reiteró que respeta las decisiones soberanas de los Estados Unidos, pero demandó que esta determinación de Obama se traduzca también en la “canalización de recursos adicionales” para reforzar la prevención del tráfico ilegal de armas y de dinero en efectivo hacia México.

La preocupación de México frente a la política migratoria también fue debatida en el encuentro con Obama. En esa oportunidad, ambos mandatarios repudiaron la legislación adoptada en Arizona con el respaldo de la gobernadora Jan Brewer. Obama se refirió entonces a su intención de reformar las leyes referidas a migración y ayer también lo hizo en la reunión del Congreso, apelando directamente a los reticentes senadores republicanos.

El jefe de la Casa Blanca impulsa la reforma como una de sus prioridades pero, al parecer, tiene escasas chances de concretarla. La propuesta del mandatario es una combinación de endurecimiento de los controles en las fronteras y la posibilidad de que los inmigrantes que ya están en Estados Unidos obtengan su ciudadanía. El propósito de Obama es regularizar la situación de los 12 millones de indocumentados que habitan allí, de los cuales –se estima– la mitad corresponde a mexicanos.

Coincidencia o no, el antecesor de Obama, George W. Bush, desplegó también en 2006 de manera temporal a miles de soldados de la Guardia Nacional en la frontera para colaborar con la Patrulla Fronteriza, cuando buscaba apoyo para una reforma migratoria. Pero en la otra administración, las tropas no estuvieron dedicadas a interceptar a quienes cruzaban desde México, como lo estarán ahora.

OPERACIONES ENCUBIERTAS EN MEDIO ORIENTE Y EL GOLFO
EE.UU. retoma políticas de Bush

Por Rupert Cornwell *

Desde Washington

Estados Unidos autorizó una masiva expansión de las operaciones militares encubiertas en Medio Oriente y Africa. El objetivo, según adelantó el diario The New York Times, será destruir las redes terroristas de esas regiones y preparar el terreno para una eventual decisión presidencial de atacar a Irán.

El matutino sostuvo que la directiva del mandatario, bautizada Orden Ejecutiva para una Fuerza de Tareas Conjunta de Guerra No Convencional, fue firmada el 30 de septiembre pasado por el general David Petraeus, el jefe del Comando Central y el hombre a cargo de las operaciones militares estadounidenses en Medio Oriente, Afganistán y el Cuerno de Africa. Bajo sus órdenes, unidades de los Seals de la Marina, la Fuerza Delta del Ejército y otras Fuerzas Especiales podrán operar dentro de los llamados países amigos e, inclusive, dentro de países hostiles, con los que Washington no está en guerra.

El principal objetivo de esos operativos encubiertos, sostiene la orden, será “construir redes para penetrar, quebrar, desbaratar o destruir” organizaciones terroristas y “preparar el ambiente” para futuras ofensivas norteamericanas o de fuerzas locales contra Irán. En gran medida, la estrategia no hace más que institucionalizar las políticas iniciadas por el gobierno de George Bush hijo. El ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld era un fanático de ese tipo de operaciones secretas. Para él las Fuerzas Especiales del Pentágono eran tan efectivas como la CIA.

Ahora su mirada fue adoptada por el nuevo gobierno de Barack Obama. Después del atentado contra las Torres Gemelas en 2001, la Casa Blanca le dio aire al Comando Conjunto de Operaciones Especiales y puso a cargo, entre 2003 y 2008, al general Stanley McChrystal. A mediados del año pasado Obama nombró al general McChrystal como el comandante máximo en la guerra en Afganistán.

Sin embargo, la estrategia no es la misma. Según funcionarios del Pentágono y la CIA, la directiva le da más poder al Pentágono sobre las operaciones clandestinas, que antes monopolizaba la CIA. En otras palabras, el Pentágono no necesitará el permiso explícito del Congreso o del mismo presidente antes de lanzar una operación secreta. En los ocho meses desde que entró en vigencia la orden de Petraeus, algunas de esas operaciones salieron a la luz. Por ejemplo el asesinato de un líder de Al Qaida en Somalia, uno de los responsables de los atentados de 1998 contra las embajadas norteamericanas en Nairobi y Dar-es-Salaam.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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