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LA POLICIA LOS TORTURO Y CONFESARON, PERO ERAN INOCENTES
El crimen que no era
Cuatro jóvenes wichí fueron acusados en Salta de matar a una chica. Tras ser torturados, dijeron que la habían descuartizado. Después se supo que murió ahogada. Hay cuatro policías presos.
Por Carlos Rodríguez
En Tartagal, Salta, hay conmoción por una historia real que podría ser el argumento de una película de terror. Todo comenzó en la madrugada del domingo 9 de mayo con la desaparición de Evangelina Pisco, de 16 años, de la comunidad chorote, a la salida de una bailanta. María Eugenia Aramayo, prima hermana de Evangelina, fue a la casa de los padres de la chica para avisarles que ella se había caído al pozo de una cloaca. A María Eugenia nadie le creyó. Intervino la policía local y se complicó todo. Cuatro jóvenes –tres chicas, entre ellas Aramayo, y un joven, Luis “Chaqueñito” Campero– fueron detenidos. Llamó la atención que después de estar en manos del personal de la Brigada de Investigaciones de Tartagal, María Eugenia y “Chaqueñito” terminaran confesando que habían asesinado a Evangelina, que la habían degollado y arrojado su cuerpo al pozo. Diez días después, el cuerpo de la chica apareció en la profundidad de la cloaca, ahogada en forma accidental, como había dicho su prima en su declaración inicial. Los cuatro chicos fueron dejados en libertad y ahora se investiga a por lo menos cuatro policías, acusados de haber torturado a los jóvenes para que confesaran un crimen que no existió.
“Hemos podido confirmar que hubo apremios ilegales contra los cuatro detenidos. La policía, después de su detención, armó una historia oficial que nada tiene que ver con lo que realmente pasó”, le dijo a Página/12 el diputado provincial salteño Claudio Del Plá, del Partido Obrero, quien forma parte de una comisión legislativa que investiga la responsabilidad que le cabe en el caso a la policía de Tartagal. La Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura provincial mantuvo reuniones con el juez de la causa, Nelso Aramayo; el fiscal Pablo Cabot, el jefe de la policía de Salta, Pascual Argañaraz, y con el ministro de Gobierno, Pablo Kosiner. Hasta el momento hay cuatro policías detenidos, entre ellos el jefe de la Brigada de Investigaciones, Jorge Daniel Escobar.
La noche de la tragedia, Evangelina Pisco fue a bailar con sus amigas María Eugenia Aramayo, Rebeca Andrada y Claudia García. En el local bailable, llamado Gigante, se encontraron con Luis Campero. Una versión dice que se retiraron juntos del baile, en la madrugada del domingo 9 de mayo, luego de escuchar la cumbia “Bombón asesino”. En su última declaración ante la Justicia, asistida por el cacique Indalecio Calermo, quien ofició de traductor, la chica Aramayo declaró en idioma wichí que ella vio cómo su prima Evangelina se iba caminando hacia su casa.
“De pronto vi que desapareció en el pozo. Corrí hacia ese lugar y empecé a gritar que ella se había caído. Se acercó gente, pero no podíamos ver nada porque estaba muy oscuro. Me fui corriendo hasta la casa de mi tío Eduardo Pisco (el papá de Evangelina), con quien volví al pozo y le repetí muchas veces que ella se había caído, que yo la había visto”, fue el relato de Aramayo, de acuerdo con lo que le comentó a este diario el cacique Indalecio Calermo.
María Eugenia Aramayo terminó presa, junto con Rebecca Andrada, Claudia García y Luis Campero. Los cuatro fueron golpeados y torturados, incluso con picana eléctrica, durante dos días consecutivos. “Hablá, mataca de mierda, confesá dónde tiraron el cuerpo”, le gritaban los policías a la joven, de acuerdo con el relato que hizo el cacique Calermo. De las declaraciones que hicieron los cuatro jóvenes surgen que hubo golpes de puño, puntapiés, submarino seco y picana.
“Los chicos fueron presionados y por eso terminaron declarando que la había matado. Son inocentes, no cabe duda”, dijo Calermo. Ana García, de 15 años, sufrió golpes; Rebecca Andrada, de 16, dijo que fue torturada. Mientras contaba lo sucedido, no podía dejar de llorar, según Calermo. El caso de María Eugenia fue el peor: “La chica les pedía de rodillas que no la torturaran más”, dijo el cacique wichí.
La policía salteña abrió un sumario administrativo, al margen de la causa judicial contra el personal de la Brigada. Una de las primeras medidas adoptadas por la fuerza de seguridad fue la suspensión en sus funciones del jefe de la Unidad Regional 4, Lisandro Rubén Copa, y de Jorge Daniel Escobar, del mismo cuerpo policial, quien ahora está detenido acusado de participar en forma directa en los hechos denunciados. Hay otras tres suspensiones preventivas.
La autopsia realizada por el forense Luis Flores determinó que la joven Evangelina Pisco murió por “asfixia por inmersión”. El cuerpo presentaba una fractura máxilo-facial producida por la caía al pozo, que pertenece a la empresa Aguas del Norte y que estaba mal cerrado. El golpe en el maxilar le habría provocado un desmayo. Murió ahogada al quedar su cabeza bajo el agua. Para sacarla del pozo hubo que utilizar una bomba de presión. El secretario de Seguridad de Salta, Aldo Saravia, aseguró que “se va a llegar a la verdad y los culpables van a ser castigados”.
Etiquetas: Represión
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