jueves, 2 de julio de 2009

La "Negra" Peralta



En Enero de 2009 moría Amanda Peralta y yo cómo tantos otros no me enteré hasta más tarde, porque se sabe, la información importante circula sólo de boca en boca, de mail en mail y de blog en blog, es ese orden de prioridad actual.
Luego se me fueron pasando los días sin hacer un post, hasta hoy que de casualidad encontré ésta entrevista de Prensa de Frente. Ella y sus compañeros integraron lo qué desde mi humilde punto de vista fue la experiencia más rica que parió el peronismo: FAP-PB, sobre todo PB.

Homenaje a "La Negra", Amanda Peralta
Figura emblemática de la izquierda peronista
Prensa de frente

Peralta en Taco Ralo

Amanda Peralta fue fundadora de la Juventud Peronista de La Plata y, luego, de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). En 1965 fue detenida en la base guerrillera de las FAP en Taco Ralo. En estos días en que la noticia de su muerte llegó desde Suecia, donde residía desde su exilio, publicamos extractos de un dialogo más extenso entre Amanda y Juan José Salinas - publicados originalmente en la revista El Porteño en 1985 - y reproducidos - más tarde - por la Revista Los ´70.

- Las FAP difieren bastante de otras organizaciones armadas de nuestro país. ¿A que se debe?
- Fue la organización que le dio continuidad a la resistencia peronista. En ella privaba mucho lo voluntario, lo no militar. También las relaciones directas con la base y los sindicatos. Quizás todo eso se debiera a que la mayoría éramos viejos militantes políticos que habíamos hecho nuestra experiencia en las unidades básicas o en la JP. No tendíamos una mistificación respecto de lo que era el peronismo. Ellos leían los libros de Perón y tomaban sus palabras como dogma

- A lo largo de todos estos años, ¿te replanteaste tu vida política?
- Claro. Tengo la sensación de que estuve en el peronismo haciendo siempre la contra, siempre peleando. Desde que llegaron las instrucciones de Perón de votarlo a Frondizi, en 1957, nunca estuvimos de acuerdo con nada. Siempre estábamos en la vereda de enfrente.

- ¿Ustedes pasaron a la acción guerrillera porque no había otra opción?
- No había otra opción, eso es cierto. No había opciones políticas de otro tipo, menos aún legales.

- ¿ Y bajo la presidencia de Arturo Illia?
- Illia se aparecía como un gorila más que ganaba las elecciones gracias a la proscripción del peronismo. Hoy vemos que esa visión fue un error. Nos equivocamos y le hicimos el juego a los militares. ¡Yo participé en la preparación del foco guerrillero durante el gobierno de Illia, en 1964¡

- ¿Qué los impulsó a tomar el camino del foco?
- Estábamos en pleno foquismo, con las anteojeras puestas. Muy influidos por la Revolución Cubana. El foco era la respuesta mágica, maravillosa y perfecta para los problemas del país. Fue nuestra etapa de mayor sectarismo. El hecho de que el gobierno de Illia fuera democrático se consideraba un estorbo para desarrollar el foco guerrillero. Y esa estrategia destruyó la unidad que existía entre la Juventud Peronista y los sindicatos. Para mí, esa fue una de las grandes tragedias del foco. Hasta entonces, la unidad que había era tremenda: los sindicatos no podían hacer ningún tipo de agitación sin la JP. Hoy siento que nuestra ida al monte como una consecuencia de la derrota obrera.

- ¿Qué sucedió en 1973?
- Había toda una idealización de la lucha armada. Pero el grupo de los veteranos de la FAP, en el 73, planteamos abiertamente que la tarea era política, que había que organizar a las bases y que la estrategia del ERP y Montoneros era errónea. También hicimos una crítica al alto grado de violencia que usaban esas organizaciones. Hoy tenemos que ver eso también autocríticamente: antes del 73, cuando nosotros operábamos como grupo armado, no se daban esos niveles de violencia porque la represión tenía otras características. Si hubiéramos actuado en la etapa del salvajismo, creo que hubiéramos entrado en la misma dinámica.

- ¿Después de todos estos años ¿cuál es tu reflexión?
- En general, en todos los procesos guerrilleros prima la visión voluntarista de acortar los plazos. Digamos que es la versión de izquierda de lo que el golpe es para la derecha. Yo no creo que se pueda negar la existencia de procesos violentos. Incluso, en gran cantidad de casos, la violencia es un arma de las masas. Pero hoy diferencio esa problemática de la concepción de guerra, así como diferencio entre lucha de clases y guerra de clases.

Hay una visión acrítica de los procesos de guerra. Se hace una asimilación de lo ineludible con lo legítimo. No podemos plantearnos erradicar la guerra a través de fomentar las guerras. En 1973 esta confusión era muy grande porque allí la violencia no era necesaria. Sucede que la concepción foquista se formó con dos componentes: el nacionalista –con todos sus valores patrióticos, los héroes, el sacrificio – y la concepción marxista de la lucha de clases como el motor de la historia. Eso dio un cóctel explosivo. Tendíamos a ver la violencia como heroísmo y como valor proletario y socialista. Ahí estaba la idea: cuantos más milicos limpiemos, más cerca estaremos del socialismo. El problema es cuando descubrís que no podes hacer una guerra sin militarizarte, sin volverte un militar.

Fijate que para nosotros el concepto de lo militar, tan odioso para cualquier viejo anarquista o socialista, llegó a perder el carácter negativo. Hacer política era militar. Lo militar era lo más sagrado de las organizaciones foquistas. Después llegaron los grados, los ascensos, las formaciones militares. Lo más triste es que todo esto se vivía como valores socialistas. Ese militarismo pasó a deformar el pensamiento político. ¿Hay algo peor para el desarrollo de una discusión política seria, honesta, profunda, que la subordinación militar? Yo creo que hoy debemos poner todo eso patas para arriba. No dar nada por sabido, ir al fondo, e incorporar críticamente la teoría. Eso significaría poder aprender de nuestras experiencias.


Nota: Las negritas son del autor de éste blog

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