domingo, 2 de septiembre de 2007

A cien años del Congreso de Amsterdam

Hace ya un siglo, entre los días 24 y 31 de Agosto de 1907, se realizó el famoso Congreso Anarquista de Ámsterdam, el cual se dio en un momento en el cual el movimiento libertario europeo, de la mano de la febril actividad sindical y antimilitarista que recorría Europa, gozaba de nuevos bríos. Desde la década de 1890, particularmente en Francia- con las Bolsas de Trabajo y posteriormente la Confederación General de Trabajadores (CGT)-, el movimiento obrero venía poniendo en práctica las ideas libertarias de la acción directa y de la lucha obrera al margen de la institucionalidad burguesa. El antiparlamentarismo que se respiraba en los locales sindicales alejaba al movimiento obrero de la hegemonía absoluta que durante unos veinte años ejerció la socialdemocracia, a la vez, que les impulsaba naturalmente hacia el campo de batalla.

En los años inmediatamente precedentes al Congreso de Ámsterdam, tres sucesos vinieron a marcar verdaderos hitos en este proceso de radicalización del movimiento obrero: Por una parte, la revolución rusa de 1905 envió poderosos remezones revolucionarios a una Europa que creía sepultado el espectro de la Comuna de París; por otra, se realizó en los EEUU en 1905 el Congreso fundacional de la Industrial Workers of the World (IWW), el cual había planteado un claro quiebre con el sindicalismo norteamericano oficialista e institucionalizado, marcando un camino independiente afín al sindicalismo revolucionario francés expresado en la CGT (aunque no fuera sino hasta 1908 cuando se plantearán claramente las posturas anti-parlamentaristas, momento en el que la sección de Deleonista se aleja[1]). El Congreso de la CGT celebrado en Amiens, por último, había planteado en 1906 claramente su finalidad sindicalista revolucionaria, definiéndose decididamente por la acción directa, por la desaparición del Estado y su reemplazo por las organizaciones proletarias, por la huelga general como principal herramienta de transformación revolucionaria, definiendo al sindicalismo como el único mecanismo emancipador de la clase obrera, una decidida lucha contra el capitalismo y planteando a los sindicatos como bases orgánicas de la nueva sociedad.

Es en este contexto, de creciente radicalización del movimiento obrero, aglutinado principalmente en organizaciones sindicales de gran combatividad, que entendemos mejor, tanto la urgencia del encuentro, así como la discusión que en él se dio. Muchos de los asistentes eran prominentes en los movimientos sindicales de Francia, Holanda y Bélgica y entendían la necesidad de la organización a nivel internacional para hacer más poderosa su influencia y su presencia en el movimiento obrero. La elección de Holanda, como lugar de realización del encuentro, no fue casual: desde 1905 que ese país contaba con una organización libertaria de carácter nacional, mientras que en la mayoría de los países europeos aún reinaba la desorganización y la existencia de pequeños grupos conspirativos.

Este Congreso es hoy en día más que nada conocido por el debate planteado entre Pierre Monatte, un obrero francés de 25 años y ya prominente figura de la CGT, y Errico Malatesta, sobre la cuestión de los anarquistas y el sindicalismo. Este debate ha sido parcialmente reproducido en numerosas ocasiones, pero más nos interesa llamar la atención sobre otras cuestiones discutidas en el Congreso y que, cien años después, siguen teniendo actualidad y validez. La discusión arroja bastantes luces respecto a cuestiones como la naturaleza del anarquismo, la organización anarquista, ésta y el trabajo de masas, etc. Resulta lamentable que el debate que en esa ocasión se dio sea hoy escasamente conocido entre los círculos anarquistas. Y más lamentable resulta el hecho de que algunos de los planteos simplistas, prejuicios y lugares comunes que emergieron en este Congreso sean repetidos un siglo más tarde sin mayores alteraciones en el movimiento, como si el siglo XX hubiese pasado en vano. Duele comprobar que se ha avanzado muy poco en la discusión desde entonces.

Por ello creemos importantísimo conocer hoy las actas de este Congreso, sus discusiones y aprender lecciones de ellas que pueden ser de gran importancia para su aplicación práctica en el presente. Desde nuestra tribuna, intentamos pues aportar a tal tarea con algunas opiniones e ideas que se desprenden de este crucial momento en el desarrollo del anarquismo.

Del excelente artículo de José Antonio Gutiérrez D., completo y con documentos originales acá en Anarkismo.net

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