domingo, 26 de agosto de 2007

ENTREVISTA : BENEDETTI Y VIGLIETTI

ENTREVISTA : BENEDETTI Y VIGLIETTI REFLEXIONAN SOBRE ARTE, LITERATURA, MUSICA Y EL COMPROMISO DEL INTELECTUAL

Entrevista a dos voces



"Viglietti, desalambrando" es el título del libro que lanzará Planeta la semana próxima. Se trata de un completo recorrido por la vida, la obra y las peripecias de uno de los más grandes de nuestra música. No menos grande es el autor del trabajo: el emblemático Mario Benedetti se ha metido en un género que, si bien no le es ajeno, no aborda con frecuencia. El libro contiene, además, una antología de los textos del cantautor, así como unas cuantas fotografías y una minuciosa bibliografía. En 1974 se había publicado en España un trabajo, también de Mario Benedetti, que abarcaba la vida y la obra de Viglietti hasta el comienzo de su exilio después del golpe de Estado de junio de 1973. Pero este nuevo trabajo es mucho más que una edición ampliada de aquél. En este libro se han agregado los años del exilio y los del desexilio, y se ha enriquecido con los diálogos siempre fecundos entre ambos creadores.
JULIO GUILLOT

Cuando llegamos el fotógrafo y yo al apartamento de Benedetti, lugar fijado para la entrevista, nos recibe don Mario en un ambiente especialmente cálido ­por la temperatura, por las paredes tapizadas de libros y de cuadros y por esa sonrisa cordial que todos le conocemos­.

"Si te parece, podemos empezar mientras esperamos a Daniel que se va a demorar un poco", sugiere Benedetti.


JG Confieso que no recordaba la existencia de ese trabajo anterior. Este último, que saldrá a la venta la semana que viene, recoge parte de ese primer libro...

MB Aquel primer libro es un punto de partida y nada más. El mérito del libro actual es que en él hemos puesto al día la relación con Daniel. Le han pasado tantas cosas al país... a Daniel y a mí, así que era una obligación ponernos al día. En ese lapso Daniel ha hecho muchas más canciones, yo he hecho muchos más poemas, el propio Uruguay ha cambiado bastante, de modo que en el nuevo libro hay una introducción bastante larga mía que pone al día al lector con respecto a los cambios (los del país, los míos y los de Daniel).



JG Ahora que se habla tanto de la historia reciente, la primera parte, "La comarca del Juglar", podría servir perfectamente bien para una lección de historia. Es una suerte de síntesis de la historia uruguaya hasta el golpe. También me recuerda la serie Los Hombres, de Banda Oriental, que a través de la historia de un personaje, se recrea el contexto histórico en que actuó.

Aparte de este trabajo con Viglietti, que es una obra de no ficción, ¿ha abordado este género en otras oportunidades?



MB He hecho unos cuantos reportajes, entrevistas... Pero con Daniel tengo otra relación porque tenemos el espectáculo en común "A dos voces", que hemos hecho en más de 30 países por todas partes del mundo, cuyo texto ha ido cambiando con los años. Este recital "A dos voces" surgió con motivo de una amiga muy querida que tuvimos ambos, Soledad Barrett, asesinada en Brasil.



JG Usted se refiere a la nieta de Rafael Barrett, la joven paraguaya que sufrió el tatuaje de svásticas en sus piernas por obra de las bandas fascistas que actuaban por aquí a comienzos de los años sesenta.

MB Exactamente. Ella después se fue a Cuba y de ahí a Brasil para continuar la lucha revolucionaria, y allí un tipo le hizo la corte, la sedujo y llegó a casarse con ella. Y todo resultó una maniobra asquerosa, porque se vinculó con ella para infiltrarse en la guerrilla y para matarla. Fue una cosa monstruosa que nos afectó muchísimo a todos los que la conocimos.

Yo había hecho un poema con ese motivo y Daniel había hecho, a su vez, una canción con el mismo tema. Entonces, una vez que nos encontramos no sé si en La Habana o en México, y nos enteramos de esa coincidencia, dijimos "¿por qué no hacemos un espectáculo con eso?", con la idea de meter otras referencias dobles sobre temas de los que ambos habíamos escrito.

La primera vez que hicimos el espectáculo fue en México. Lo hicimos con mucho temor porque no sabíamos cómo caería en México, pero el espectáculo fue muy bien acogido, y a partir de ahí seguimos haciendo el "A dos voces", agregando cosas, cambiando otras; lo único que no cambiamos es lo que tiene que ver con Soledad Barrett.



JG Usted tiene muchos años de periodismo, ¿verdad?

MB Cómo no. Hice periodismo en Marcha...



JG Recuerdo a Damocles (el seudónimo de M. Benedetti para su columna de humor "Mejor es meneallo").

MB (Sonríe) Sí, pero no solo Damocles; también hice crítica literaria, crítica de cine, estuve en La Mañana y El Diario como periodista... así que periodismo hice bastante.



JG No sé si estoy en lo cierto, pero tengo la impresión de que usted empezó a hacerse conocer con "El país de la cola de paja"... que ­recuerdo aunque yo era un jovencito­ tuvo gran impacto.

MB En realidad, de mis primeros siete libros no se vendió ni un solo ejemplar. Recién cuando Marcha me publicó algunos de los "Poemas de Oficina", se vendieron los 500 ejemplares de la edición. Y a partir de ese momento se empezaron a vender mis libros: el volumen de cuentos "Montevideanos" y otras ficciones.



JG Perdone que insista, pero "El país de la cola de paja" fue el primer sacudón que tuvimos los uruguayos contra la siesta liberal, contra la modorra. Una visión cáustica de la realidad...

MB (Se sonríe) Y que me puso mal con mucha gente, porque no era nada complaciente con el Uruguay de aquel momento. Fue un desahogo.



JG Don Mario, usted se considera un escritor comprometido, ¿no es así?

MB Creo que sí. Y eso me ha costado varios sinsabores. Entre otras cosas, tener que irme de mi país, por ejemplo; por eso digo que ser un escritor comprometido tiene sus pro y sus contra.



JG Ahora bien, en sus novelas y cuentos no hay directamente un mensaje político o revolucionario. Pero sin embargo, al igual que en "El país de la cola de paja", hay un retrato de la sociedad, de los tipos humanos uruguayos, que en definitiva implica un compromiso.

MB Claro. Sí, en "Gracias por el fuego" ahí aparece ya bastante la veta política. Porque Ramón Budiño (el protagonista de "Gracias por el fuego") es apolítico ­que es una forma de tomar partido­ y está desacomodado... ¿no? "La tregua", en cambio, es más una historia privada.



JG Y sin embargo, hay allí también un retrato de la sociedad, de las mentalidades... Y después viene "El cumpleaños de Juan Angel", que es definitivamente político... Es un homenaje a Sendic.

MB Sí. Eso lo escribí en Cuba. Y lo empecé a escribir en prosa, escribí cerca de cuarenta páginas en prosa y no me conformaba hasta que un día llegué a la conclusión de que la idea central de la novela era poética. Y entonces, la escribí en verso y ahí funcionó. Confieso que me costó bastante admitir la idea de una novela en verso.



JG Ultimamente se ha apartado un poco de esa línea testimonial o política.

MB Más bien diría que está presente de otra forma, y a uno le pasan muchas cosas... a uno le pasan cosas y también le pasan cosas al país y le pasan al mundo. Y también uno cambia en lo que siente para escribir, sobre todo en poesía. En prosa no; en los cuentos y novelas yo he imaginado más, he creado personajes que no tienen que ver conmigo, que son personajes imaginarios. Pero este último libro de poemas que he escrito está pensado y sentido más desde adentro. Después del triunfo del Frente Amplio, la cosa política más inmediata, cuando había tantos compañeros desaparecidos, presos, torturados... Es distinto el país de ahora: no desaparecen compañeros, por suerte parece que la tortura ya no existe e incluso se están buscando lugares donde estarían enterrados algunos desaparecidos. La realidad es otra y mi actitud frente a esta nueva realidad es otra, también.



JG En los años sesenta vivíamos otra realidad, es cierto. Era una época dura de resistencia y de represión, pero había sin embargo una esperanza que no sé si la mantenemos ahora...

MB Yo no creo que se haya perdido la esperanza; yo, al menos, no la he perdido. Para nada. Pero está también toda la época del exilio, que es muy importante. Yo sufrí mucho el exilio, pero por otro lado, me vinculé a una cantidad de gente amiga, latinoamericanos y gentes de esos países que me acogían como exiliado. Así que aparte del sufrimiento de estar lejos de mi país, el exilio tuvo su parte positiva: el haber conocido gente estupenda, muy solidaria, que me hizo mucho bien. Y después está la vuelta, el "desexilio" (una palabra inventada por mí), en que el que vuelve es distinto del que se fue, y el país es otro. Esa readaptación no es fácil, cuesta readaptarse aunque sea el país de uno.



Llega Daniel Viglietti



JG Bueno, acercate e incorporate al diálogo. Hay un tema que me interesa y que quería plantearles a ustedes. ¿Se puede hablar de arte "popular" y de arte "culto"? Me refiero al arte en general, música culta y música popular, literatura popular y literatura de élite. Si es así, si existe esa diferencia, ¿cuál es el límite entre ambos?



DV Yo creo que las fronteras son muy difíciles de precisar porque en materia de música yo hice todo un esfuerzo en una época a través de la enseñanza, por abrazar esos dos mundos. Porque cuando se habla de música culta, habría que definir de qué cultura estamos hablando; porque también es cultura la música de un aborigen australiano. Pero admitiendo esa separación entre una música más culta, clásica, académica (son todos términos imprecisos) y la música popular (también habría que determinar el alcance del adjetivo, si es popular por su esencia, por su destinatario, etcétera), yo hice el esfuerzo de vincular todo eso...



JG Sí, en el libro vos citás una frase creo que de Stravinsky, quien había dicho que no hay música culta y música popular sino música buena y música mala...

DV Claro. Y en ese esfuerzo por vincular ambas (esto está explicado en el libro) fue que surgió el Nemus (Núcleo de Educación Musical que se creó en los sesenta y sobrevivió sin muchos de quienes lo creamos y a pesar de la dictadura) donde había un intento básico de vincular esos dos mundos. Entonces había alumnos que venían a aprender canciones, por ejemplo, y nosotros les sugeríamos que se asomaran a otras áreas, que asistieran, también, a la guitarra clásica; y a la inversa, aquellos que venían a estudiar música académica los instábamos a que asistieran a algunas de las clases de canción o de acompañamiento. Y fue una experiencia valiosa. Por el Nemus pasaron Jorge Lazaroff, entre otros miembros de Los que iban cantando y del grupo Rumbo, y una serie de músicos que luego fueron, a su vez, docentes con esa misma óptica. Y por cierto me siento muy identificado con todo ese movimiento que a mí me gusta llamar "Los que iban cantando a redoblar", con lo cual estoy uniendo esas dos corrientes o dos fenómenos que se dieron bajo la dictadura. Los que iban cantando, que produjeron una gran innovación, y la emblemática canción A redoblar, por Rumbo.



JG Y qué importantes fueron para los que nos quedamos acá.

DV Cómo no, me imagino; y eso se respiraba también afuera porque cuando yo recibía materiales de ellos (con un destinatario francés de manera de evitar la censura) sentía que la cosa estaba viva y que, además, tenía un lenguaje propio. Si aquí se hubiera seguido haciendo lo que hacían Los Olimareños o algunos de nosotros, por ejemplo, o lo que hacía Mario o sus contemporáneos en literatura, hubiera sido una muestra de que algo se había detenido (independientemente de que estaban prohibidos). La censura, de alguna manera, llevó a la inventiva; y llevó --volviendo a la idea anterior-- a ese abrazo entre las diferentes corrientes de la música. Son músicos que se formaron con un Coriún Aharonián, con una Graciela Paraskevaídis; un lunes podían estar analizando una fuga de Bach, y un jueves, analizando una canción de Violeta Parra. Y como símbolo emergente de todo eso yo nombraría a Lazaroff, que fue un músico que determinó una capacidad de riesgo en lo creativo, de jugarse en lo creativo... Y eso no tiene que ver necesariamente con la "popularidad" entre comillas --que para ellos no fue enorme-- aunque tuvieron una incidencia importante en el período de la resistencia...



JG Por eso yo te decía lo importante que fueron para los resistentes, para los opositores, para aquella mayoría silenciosa que supo decir No en diciembre del 80.

DV Claro, claro. Pero por otro lado, Los que iban cantando demostraron que era posible --y deseable-- hacer un trabajo con una exigencia estética así. Había otros que hacían una canción opuesta a la dictadura en espectáculos en los que la mera mención de la palabra libertad, por ejemplo, desataba una gran euforia porque la gente, al no poder expresar sus sentimientos ni sus ideas directamente, se refugiaba en lo artístico y particularmente en la canción. Los que iban cantando demostraron que se podía hacer una cosa más allá de la catarsis.



JG Esa "generación Lazaroff", como tú la llamas, tiene que haber sido influida por ti y por otros creadores de los sesenta...

DV Yo siempre digo que así como algunos de nosotros probablemente los influimos a ellos, hay también una influencia posterior de ellos hacia nosotros. Hay algunas canciones, compuestas por mí después de haber vuelto al Uruguay, que si las escucho objetivamente, puedo detectar una influencia de Lazaroff o de Leo Maslíah, quienes a su vez, habían bebido en fuentes análogas a algunas en las que yo bebí...



JG Y ya que hablamos de influencias, ¿qué músicos influyeron en ti?

DV Yo he escuchado mucha música, por la vía de mi madre que era pianista y mi padre, guitarrista e investigador. Son cosas que aparecen en el libro pero que no aparecen necesariamente como una mirada al yo como quien se mira en un río. Tratamos de manejar los recuerdos en todo ese diálogo con Mario, buscando otra cosa. A veces yo me miraba en el río, sí, en la memoria, pero no como si fuera un espejo, o más bien como si fuera una lente, para que esa imagen que yo recordaba sirviera de razonamiento, de mecanismo para pensarse en otra época, en otra generación; que no fuera meramente un recuerdo. Por ejemplo, la sencilla demostración de que una película de Disney --Fantasía, sobre La Consagración de la Primavera de Stravinsky-- pueda provocar un sacudón tremendo y advertir que las cosas no son tan lineales como parecen... Y entonces, ese Disney que uno iba a criticar años después por lo que encarnaba ideológicamente...

Publicado el 29/07/07 por La república de Uruguay.

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