jueves, 1 de marzo de 2007

La boca de Cleopatra


Una combinación de las condiciones climáticas, la confianza en su propia cultura y la fertilidad del delta del Nilo hicieron de Egipto una sociedad excepcionalmente sensual. Bajo el implacable sol, las mujeres utilizaban un vestido transparente de lino, y las esclavas sólo algunas cuentas. Los hombres se vestían con una pequeña falda plisada y, a la noche, con capas de lana que se sacaban con mucha facilidad. Las jóvenes eran generalmente desvirgadas en matrimonios arreglados a los seis años. Los hombres optaban por relaciones anales o vaginales por la espalda, para no tener que mirar a los ojos a sus esposas. Pero se creía que el sexo formaba parte de la condición humana y, como tal, no debía generar culpa. Se dice que Cleopatra le practicó la felación a miles de hombres, incluyendo a cien romanos en una noche. Los griegos la llamaban Merichane (“la boquiabierta” o “la boca de diez mil hombres”) y Cheilon (“la de los labios gruesos”). No se desalentaban ni castigaban el divorcio, la indiscreción sexual, el adulterio y el travestismo. Al amo de la casa se le permitía tener hijos con las sirvientas. No se veneraba la virginidad como un ideal. Se practicaba la anticoncepción: el papiro Kuhun, descubierto en 1860, menciona varios métodos anticonceptivos, entre ellos el uso de un tampón de estiércol de cocodrilo untado con miel y sal. Se aceptaba la homosexualidad; incluso se describe a los dioses Set y Horus en un encuentro sodomita, y en el Museo Británico se encuentra un grabado en el que dos peluqueros de la corte tienen relaciones. Incluso la zoofilia no era un tema tabú; Mendes, el dios local del sol, era representado con una cabra, y Heródoto afirmaba que los seguidores de Mendes de ambos sexos practicaban relaciones carnales con estos animales.

JONATHAN MARGOLIS "Fragmentos de Historia íntima del orgasmo" (Emecé)

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