Viajar en tren II
"Entre las consecuencias funestas de la privatización del ferrocarril cuenta:
El despido de 85.000 trabajadores ferroviarios, lo que representa el casi el 40% de los 220.000 trabajadores empleados cuando el ferrocarril era Nacional.
Los kilómetros de red operable se redujeron a 8.339 km hacía el año 1998 con las concesiones, mientras que antes de las mismas era de 35.746 km.
La reducción de las estaciones en funcionamiento: eran 2.085 en 1980 y pasaron a ser 1.292 en 1998.
El aumento en las tarifas de pasajeros: 0,0168 en 1988 se convirtieron en 0,0326 en 1998.
Los subsidios estatales no disminuyeron, al contrario, se mantienen pese a que el servicio haya sido privatizado y sin los controles necesarios para verificar que se cumplan las condiciones de un correcto servicio.
El brutal desmembramiento poblacional, 870 pueblos fantasmas, hecho que contribuyó a la desestructuración del país, la desconexión entre los pueblos y la disolución de las economías regionales.
La política de reducción de costos, coherente con la visión racionalizadota de las empresas privadas regidas por el afán de lucro, según la cual propusieron incrementar la productividad. Dicho aumento de la eficiencia se tradujo, según Cena, en la reducción de mano de obra, la super explotación laboral y las nuevas modalidades de trabajo flexibilizado: la multifuncionalidad, horas extras impagas, achicamiento de salarios, violaciones diarias de los convenios colectivos de trabajo, etc.
La desregulación, la descentralización y la desestatización del sistema ferroviario, aspectos que contribuyeron con la falta de control Estatal en el correcto funcionamiento de los trenes, dejados al libre arbitrio de la actividad privada.
La ineficiencia en la prestación de los servicios.
La obsolescencia tecnológica: no sólo la falta de instalación de adelantos tecnológicos sino su conservación, mantenimiento y renovación.
El déficit operativo.
La falta de mantenimiento del parque y de la infraestructura: señales que no se mantienen con el consiguiente riesgo de coaliciones, la falta de revisión de las formaciones que carecen de mantenimiento preventivo, el estado sucio y peligroso de las estaciones y andenes con plataformas flojas, los accesos y circulaciones en malas condiciones, los locales sanitarios deficientes, las escaleras, rampas, túneles y puentes peatonales que carecen de conservación, entre otros múltiples factores que contribuyen con el pésimo servicio y el inminente riesgos de accidentes.
La Falta de inversiones: no sólo no se cumplieron los anuncios de obras ferroviarias sino que falta inversión en seguridad (no policial ni de control de boletos) sino en conservación de vías, señalamientos, mantenimiento preventivo en las unidades de material tractivo y remolcado, revisión de frenos, suspensiones laterales y verticales, la instalación de los baños químicos, reglamentados por la propia Secretaría de Transporte, renovación, cambios y conservación de vías, sistema de cambios y señales, entre otras cosas. La avidez rentable de los concesionarios hace que éstos no inviertan ni un céntimo en desarrollo tecnológico y en seguridad, la ganancia máxima es la constante."
Informe completo, acá en AnRed
El despido de 85.000 trabajadores ferroviarios, lo que representa el casi el 40% de los 220.000 trabajadores empleados cuando el ferrocarril era Nacional.
Los kilómetros de red operable se redujeron a 8.339 km hacía el año 1998 con las concesiones, mientras que antes de las mismas era de 35.746 km.
La reducción de las estaciones en funcionamiento: eran 2.085 en 1980 y pasaron a ser 1.292 en 1998.
El aumento en las tarifas de pasajeros: 0,0168 en 1988 se convirtieron en 0,0326 en 1998.
Los subsidios estatales no disminuyeron, al contrario, se mantienen pese a que el servicio haya sido privatizado y sin los controles necesarios para verificar que se cumplan las condiciones de un correcto servicio.
El brutal desmembramiento poblacional, 870 pueblos fantasmas, hecho que contribuyó a la desestructuración del país, la desconexión entre los pueblos y la disolución de las economías regionales.
La política de reducción de costos, coherente con la visión racionalizadota de las empresas privadas regidas por el afán de lucro, según la cual propusieron incrementar la productividad. Dicho aumento de la eficiencia se tradujo, según Cena, en la reducción de mano de obra, la super explotación laboral y las nuevas modalidades de trabajo flexibilizado: la multifuncionalidad, horas extras impagas, achicamiento de salarios, violaciones diarias de los convenios colectivos de trabajo, etc.
La desregulación, la descentralización y la desestatización del sistema ferroviario, aspectos que contribuyeron con la falta de control Estatal en el correcto funcionamiento de los trenes, dejados al libre arbitrio de la actividad privada.
La ineficiencia en la prestación de los servicios.
La obsolescencia tecnológica: no sólo la falta de instalación de adelantos tecnológicos sino su conservación, mantenimiento y renovación.
El déficit operativo.
La falta de mantenimiento del parque y de la infraestructura: señales que no se mantienen con el consiguiente riesgo de coaliciones, la falta de revisión de las formaciones que carecen de mantenimiento preventivo, el estado sucio y peligroso de las estaciones y andenes con plataformas flojas, los accesos y circulaciones en malas condiciones, los locales sanitarios deficientes, las escaleras, rampas, túneles y puentes peatonales que carecen de conservación, entre otros múltiples factores que contribuyen con el pésimo servicio y el inminente riesgos de accidentes.
La Falta de inversiones: no sólo no se cumplieron los anuncios de obras ferroviarias sino que falta inversión en seguridad (no policial ni de control de boletos) sino en conservación de vías, señalamientos, mantenimiento preventivo en las unidades de material tractivo y remolcado, revisión de frenos, suspensiones laterales y verticales, la instalación de los baños químicos, reglamentados por la propia Secretaría de Transporte, renovación, cambios y conservación de vías, sistema de cambios y señales, entre otras cosas. La avidez rentable de los concesionarios hace que éstos no inviertan ni un céntimo en desarrollo tecnológico y en seguridad, la ganancia máxima es la constante."
Informe completo, acá en AnRed
Etiquetas: Políticas
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