31 Años
"La dictadura no comenzó el 24 de Marzo de 1976 sino antes. Asomó su cabeza en Ezeiza, y antes aún también.
La dictadura militar vino a trocar por sangre y fuego aquello que la burguesía no pudo imponer por la ley, esto es, un modelo de explotación cuya existencia era incompatible con la existencia de fuerzas populares organizadas. El modelo para subsistir debía exterminar sistemáticamente a los sectores populares combativos, atacar, dividir y eliminar a los trabajadores organizados, destruir o saquear sus bienes para evitar el reagrupamiento, en suma, destruir el tejido social a fin de evitar el surgimiento de la solidaridad de clase, de manera que la reconstrucción del poder del pueblo fuera imposible. El secuestro, la tortura, las desapariciones fueron herramienta nefasta de disuasión de las actividades de resistencia.
La dictadura no terminó. Sólo que posteriormente no fue necesaria ya la fuerza para sustentar el modelo o al menos lo fue sólo para casos puntuales. Muy lentamente las clases populares comenzarían la tarea de reconstruir el tejido social tarea en la que con avances, retrocesos, se encuentran hoy en día. Pero la burguesía luego de recomponer su hegemonía cambiando la modalidad de dominio agotada en Diciembre de 2001, continúa ejerciendo la más férrea de las dictaduras: no importa que su instrumento hoy sea un gobierno con discurso progresista y accionar conservador, tener una o dos caras no es problema mientras se oculte la contradicción principal: democracia sin adjetivos y capitalismo son irreconciliables. Mientras haya capitalismo la democracia será democracia burguesa, es decir una forma política especial para una dictadura social y económica. Esto no quiere decir que la democracia, aún burguesa, no sea una conquista política de los trabajadores, en la que se garantizan mayores derechos que una dictadura militar.
La única democracia que no requiere de adjetivos es la verdadera democracia, la de la igualdad y libertad reales, la del socialismo, la sociedad sin clases, la acracia, la anarquía. Porque el pueblo gobierna sólo cuando nadie gobierna.
Pero lejos de querer ahondar en el terreno de las abstracciones queremos afirmar que la dictadura está bien presente, los derechos humanos de los millones que sobreviven hoy no gozan de ninguna garantía, hambre, cárcel y miseria parece ser el destino de una clase desposeída ya no sólo de los medios de producción, sino, de los propios medios de reproducción de su vida.
Claro que muchos “nuevos encantados” por la democracia burguesa hacen hincapié en la reactivación del consumo de las clases medias altas es un factor positivo, sin tener en cuenta es que la “calidad” de lo consumido ha descendido a niveles jamás vistos. La calidad se exporta, diría un slogan.
Sólo muy pequeños sectores ligados a las exportaciones agrícolas y una ínfima sustitución de importaciones roza la prosperidad.
Otros afirman que el proceso de destrucción del trabajo se ha revertido, sin tener en cuenta que el nuevo trabajo que se genera es también un trabajo de “baja calidad”
Los pobres pagan consumiendo cientos de veces más impuestos que los ricos y ésta situación no se modifica.
Las leyes de flexibilización laboral del menemismo tienen plena vigencia.
La represión es la respuesta cuando la cooptación no resulta.
Para que continuar enumerando, se trata de cuestiones centrales que hacen a la supervivencia inmediata del pueblo. Estamos en peligro ahora y millones sufren desesperadamente, pero en el futuro, de continuar el retroceso popular la miseria será de una extensión nunca antes vista. La próxima crisis será atroz.
Las tendencias muchas veces no se verifican, pero las condiciones de vida y miseria más extremas existen y se pueden llegar a ellas mediante un firme deterioro como el que vivimos. La experiencia de Haití debe servir como ejemplo.
Por último, como homenaje a los caídos que no esconda las banderas de su lucha, ni intente cambiarle los colores llamamos a las organizaciones populares a intensificar los esfuerzos tendientes a establecer una instancia de diálogo entre pares revolucionarios clasistas, internacionalistas y anti -imperialistas. La memoria de nuestro pueblo es la memoria de la lucha de clases.
Sólo la unidad revolucionaria hará retroceder al enemigo burgués, sólo el pueblo hará realidad la sociedad sin clases.
El anarquismo popular y revolucionario tendrá su lugar en ésta lucha y levantará sus banderas con la firmeza que caracterizó a sus luchadores en su larga historia desde que brotara del seno de la lucha de clases a fines del siglo XIX.
Salud y Revolución Social
30.000 Desaparecidos presentes! Hoy y siempre en la lucha de nuestro pueblo."
De una prensa de la Red Libertaria.
La dictadura militar vino a trocar por sangre y fuego aquello que la burguesía no pudo imponer por la ley, esto es, un modelo de explotación cuya existencia era incompatible con la existencia de fuerzas populares organizadas. El modelo para subsistir debía exterminar sistemáticamente a los sectores populares combativos, atacar, dividir y eliminar a los trabajadores organizados, destruir o saquear sus bienes para evitar el reagrupamiento, en suma, destruir el tejido social a fin de evitar el surgimiento de la solidaridad de clase, de manera que la reconstrucción del poder del pueblo fuera imposible. El secuestro, la tortura, las desapariciones fueron herramienta nefasta de disuasión de las actividades de resistencia.
La dictadura no terminó. Sólo que posteriormente no fue necesaria ya la fuerza para sustentar el modelo o al menos lo fue sólo para casos puntuales. Muy lentamente las clases populares comenzarían la tarea de reconstruir el tejido social tarea en la que con avances, retrocesos, se encuentran hoy en día. Pero la burguesía luego de recomponer su hegemonía cambiando la modalidad de dominio agotada en Diciembre de 2001, continúa ejerciendo la más férrea de las dictaduras: no importa que su instrumento hoy sea un gobierno con discurso progresista y accionar conservador, tener una o dos caras no es problema mientras se oculte la contradicción principal: democracia sin adjetivos y capitalismo son irreconciliables. Mientras haya capitalismo la democracia será democracia burguesa, es decir una forma política especial para una dictadura social y económica. Esto no quiere decir que la democracia, aún burguesa, no sea una conquista política de los trabajadores, en la que se garantizan mayores derechos que una dictadura militar.
La única democracia que no requiere de adjetivos es la verdadera democracia, la de la igualdad y libertad reales, la del socialismo, la sociedad sin clases, la acracia, la anarquía. Porque el pueblo gobierna sólo cuando nadie gobierna.
Pero lejos de querer ahondar en el terreno de las abstracciones queremos afirmar que la dictadura está bien presente, los derechos humanos de los millones que sobreviven hoy no gozan de ninguna garantía, hambre, cárcel y miseria parece ser el destino de una clase desposeída ya no sólo de los medios de producción, sino, de los propios medios de reproducción de su vida.
Claro que muchos “nuevos encantados” por la democracia burguesa hacen hincapié en la reactivación del consumo de las clases medias altas es un factor positivo, sin tener en cuenta es que la “calidad” de lo consumido ha descendido a niveles jamás vistos. La calidad se exporta, diría un slogan.
Sólo muy pequeños sectores ligados a las exportaciones agrícolas y una ínfima sustitución de importaciones roza la prosperidad.
Otros afirman que el proceso de destrucción del trabajo se ha revertido, sin tener en cuenta que el nuevo trabajo que se genera es también un trabajo de “baja calidad”
Los pobres pagan consumiendo cientos de veces más impuestos que los ricos y ésta situación no se modifica.
Las leyes de flexibilización laboral del menemismo tienen plena vigencia.
La represión es la respuesta cuando la cooptación no resulta.
Para que continuar enumerando, se trata de cuestiones centrales que hacen a la supervivencia inmediata del pueblo. Estamos en peligro ahora y millones sufren desesperadamente, pero en el futuro, de continuar el retroceso popular la miseria será de una extensión nunca antes vista. La próxima crisis será atroz.
Las tendencias muchas veces no se verifican, pero las condiciones de vida y miseria más extremas existen y se pueden llegar a ellas mediante un firme deterioro como el que vivimos. La experiencia de Haití debe servir como ejemplo.
Por último, como homenaje a los caídos que no esconda las banderas de su lucha, ni intente cambiarle los colores llamamos a las organizaciones populares a intensificar los esfuerzos tendientes a establecer una instancia de diálogo entre pares revolucionarios clasistas, internacionalistas y anti -imperialistas. La memoria de nuestro pueblo es la memoria de la lucha de clases.
Sólo la unidad revolucionaria hará retroceder al enemigo burgués, sólo el pueblo hará realidad la sociedad sin clases.
El anarquismo popular y revolucionario tendrá su lugar en ésta lucha y levantará sus banderas con la firmeza que caracterizó a sus luchadores en su larga historia desde que brotara del seno de la lucha de clases a fines del siglo XIX.
Salud y Revolución Social
30.000 Desaparecidos presentes! Hoy y siempre en la lucha de nuestro pueblo."
De una prensa de la Red Libertaria.
Etiquetas: DDHH
0 Comentarios:
Publicar un comentario
<< Home